La
filosofía sale a la calle: Mauricio Beuchot
15 enero, 2012
Les compartimos una interesante entrevista que
el diario Milenio le hizo al filósofo mexicano -quizás el más reconocido
y leído a nivel mundial- Mauricio Beuchot Puente, a propósito de problemas
contemporáneos que vive nuestra sociedad y país.
φ Filosofar ¿para qué?, se
pregunta el pensador. En un primer impulso, para incidir en las condiciones
políticas y económicas de México; en otro orden, para encontrar la fuente que
le da sentido a la vida.
Mauricio Beuchot, autor de Interpretación y realidad en la filosofía
actual Foto: Pascual Borzelli Iglesias
Mauricio Beuchot reflexiona sobre el quehacer
filosófico, su urgente necesidad de recuperar espacios y de responsabilizarse
con la historia. Además, defiende una fundamentación ontológica de los derechos
humanos y considera a la fe como fuente necesaria de sentido.
Nacido en Torreón en 1950, investigador del
Centro de Estudios Clásicos del Instituto de Investigaciones Filológicas de la
UNAM, ha publicado más de 250 ensayos filosóficos e históricos, es un prolífico
traductor de pensadores novohispanos que escribían en latín, colaborador de
varias revistas nacionales e internacionales y reconocido como uno de los
filósofos iberoamericanos más importantes por su “hermenéutica analógica”. De
entre sus obras destacan Filosofía y derechos humanos (1993), Interpretación
y realidad en la filosofía actual (1996) y Tratado de hermenéutica
analógica (1997).
[Entrevista]
• ¿Desde su perspectiva
ético-política, qué diagnóstico hace sobre el momento histórico que estamos
viviendo, nacional y globalmente?
Estamos en un momento de mucho riesgo porque
vemos que lo más globalizado es la pobreza. Preocupa, cuando menos, por el
impacto en la economía de Europa: ¡no imaginábamos nunca que hubiera problemas
allá! Pero, sobre todo, eso repercute en nuestro país. Me inquieta el trasfondo
—político y económico— que ha desatado la violencia. Si no hay oportunidades,
si no hay opciones, la gente tiende a buscar salidas falsas en la violencia, el
robo, la extorsión. Todo está interconectado. Tenemos que darnos cuenta de que
la situación es muy compleja, que no se trata nada más de encarcelar a los
violentos, sino de crear condiciones de posibilidad para que haya una paz que
anhelamos.
• ¿Qué papel jugaría la
filosofía en un contexto como éste? ¿Tiene algún tipo de incidencia?
Creo que sí. Justamente, lo hemos abordado el
actual director del Instituto de Investigaciones Filosóficas, el doctor
Guillermo Hurtado, y otros compañeros, entre ellos José Alfredo Torres. Hemos
sacado algún trabajo sobre qué hacer para que la filosofía repercuta en la
realidad, sobre todo política, del país. Si vemos con cuidado, comprobaremos
que a principios del siglo XX la filosofía tuvo una enorme incidencia. Vasconcelos,
por ejemplo, participó en la Revolución; Antonio Caso, aunque no tomó parte en
la lucha armada, criticó a los positivistas de Porfirio Díaz. Incluso en Samuel
Ramos se deja observar la filosofía de la cultura. Si del siglo XX quitamos,
por ejemplo, a la corriente marxista y a los teóricos de la liberación, veremos
que la filosofía se ha reducido a una mera cuestión académica, a la torre de
marfil, a las investigaciones.
Debemos recuperar espacios. Ya nadie quiere
hacer trabajo periodístico, por ejemplo. Tanto Vasconcelos como Caso publicaban
en los periódicos; ni siquiera había revistas filosóficas especializadas.
Claro, de esta globalización de la producción intelectual también tiene la
culpa el hecho de que si no es en revistas cada vez más especializadas, que
casi nadie lee, es decir, cada vez más encerradas en la torre de marfil, no
publicamos.
• ¿Qué le parece la decisión
del gobierno actual de eliminar las humanidades de la educación media superior?
Me parece lamentable. Yo estaba muy orgulloso de
que en mi país se sintiera cada vez más el auge de las humanidades. Y pensé que
esto iba por buen camino. La cuestión artística, la cuestión cultural, habían
adquirido una presencia muy fuerte en México. Y de repente, se tomó esa medida
no sólo incomprensible sino lamentable, porque suprime la posibilidad de que
surjan vocaciones intelectuales y artísticas en el bachillerato. Quitando la
presencia de las materias filosóficas, se está evitando que haya una
orientación hacia las humanidades. Somos un reflejo de lo que ocurre en muchas
partes. También he sabido que en España se han suprimido las materias de
filosofía del bachillerato. En lugar de pensar en crear opciones de trabajo,
empleos en la línea de las humanidades, se trata de evitarlos. Porque, de
hecho, se ve a la filosofía como algo inútil; incluso amenazador y peligroso.
¿Para qué encauzar por ahí a los jóvenes si van a ejercer un pensamiento
crítico?
(La entrevista continua sobre otros temas en el enlace de referencia)
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