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Asociación Filosófica del Uruguay

martes, 7 de febrero de 2012

Aventura del pensar

Aventura del pensar

Manuel Castillo - Profesor de la UNSJ.

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Cómo enseñar a pensar es un tema que debiera preocupar más a la educación. El pensar, la actividad más noble del hombre en la filosofía aristotélica, en esta época se encuentra dificultado por la sobre estimulación que reciben los jóvenes en su mundo, no faltan distracciones en el mundo del adulto. Un tema importante es descubrir la capacidad de pensamiento, en el caso del estudiante puede haber sorpresas si se intenta eso.

Este año se ha realizado la XV Olimpiada Argentina de Filosofía organizada por la Universidad de Buenos Aires. Tuve la oportunidad de acompañar a estudiantes que habiendo aprobado las instancias en la Provincia concurrieron a Villa La Angostura a la final nacional de esa olimpiada. Una de ellas representante de la Escuela Normal San Martín, obtuvo el tercer lugar en el eje Ética. Cintia Robledo de 6º Año dejó su nombre y el de la escuela en la final nacional de la olimpiada. Esa competencia del pensamiento en un clima de cordialidad y lealtad, donde se celebra el triunfo propio y hay alegría por el triunfo del otro, ayuda a canalizar inquietudes juveniles, buscando respuesta en la historia del pensamiento a interrogantes humanos; obliga al alumno a estudiar temas más allá de los contenidos habituales de la escuela, acepta otra obligación de estudio. Introducirse en el análisis filosófico de una manera más profunda que como lo hace en el programa escolar, puede significar una aventura que plantea esfuerzo y aporta satisfacción y emociones, que en el caso de aparecer en la lista de ganadores llega a las lágrimas. Si se da oportunidades, si se crea situaciones de aprendizaje aun con la exigencia de una competencia del pensamiento, hay respuesta en la juventud.

Esto ocurre en un tiempo que ha llegado a identificar la adolescencia con irresponsabilidad, pérdida de tiempo, adicciones, ruido estridente que desgasta la audición, cuando se usa el término tecnoadicción para expresar la dependencia de la tecnología comunicativa, hasta el punto de tener dificultades para comunicarse en forma directa con el que está cerca, incluso en el entorno familiar. Se sabe que esa tecnología puede aportar algunas ventajas si se la usa bien, pero los riesgos no se tienen en cuenta.

La crítica es fácil, a la juventud le falta intereses, ideales nobles, se ha encerrado en un individualismo que no mira al otro como otro, que no sabe valorar su propia existencia y malgasta tiempo en exceso de distracción. Pero un análisis sereno descubre que la sociedad muestra al joven una imagen del hombre que ni siquiera busca ser verdadera, se trasmite la valoración de lo creíble, o una credibilidad débil o falsa que puede ser reemplazada por otra siguiendo intereses particulares, como la explotación de la juventud en adicciones. La juventud cree pese a lo que ve en un entorno social que la

considera consumidora, que no la entiende como persona que crece, que necesita seguir formándose en su ser personal. La falsa credibilidad que se vende termina cansando al joven que busca entenderse a sí mismo, que llega al hastío de la sobre excitación mediática, que lo hace consumidor de lo que le dan, sin previa reflexión. Ante eso la educación lo puede formar en un pensamiento crítico que sepa valorar, incluso valorarse a sí mismo. Hay un mensaje en una olimpiada del pensamiento, en este tiempo hay quien no se preocupa por la verdad, pero tiene que despreocuparse junto a otro que sí lo hace y lucha por la sabiduría.

Al menos hay parte de la juventud que todavía quiere saber qué hacer con el futuro, sin reducirse a la distracción de lo inmediato que le muestra la televisión sin interpretación, siguiendo la inmediatez; tiene preguntas. La Escuela Normal San Martín desde hace unos años actúa como escuela cabecera, ayudando a mantener esta olimpiada como oportunidad de realizar una experiencia educativa.

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